Es momento de acoger la esperanza en tu corazón. De pronto puede parecer que estás pasando por un momento de dificultad, donde no hay salida, y no te queda más que depositar toda tu confianza en Dios y permitir que Él te guíe hacia la luz al final del túnel. “El pueblo que andaba en la oscuridad vio una gran luz; una luz ha brillado para los que vivían en tinieblas.” (Isaías 9,2) Dejar que Dios actúe en tu vida es la mejor manera de que tu fe crezca y se fortalezca. No importa qué tan alta esté la marea, Dios siempre te llevará a esos momentos de calma que tanto alivian tu corazón. ¡Confía! Disfruta el regalo de la vida este día.
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