Te llegó el momento de sanar tu corazón. Si has pasado por una prueba difícil, que ha dejado huella o una herida muy profunda y el dolor te consume, Dios quiere que hoy te liberes totalmente. No permitas que esta situación te robe la alegría de disfrutar las bendiciones de Dios. “Vengan todos y volvámonos al Señor. Él nos destrozó, pero también nos sanará; nos hirió, pero también nos curará.” (Oseas 6,1) El amor de Dios por ti, no tiene límites. Solo tienes que entregarle lo que te duele o te lastima y Él se encargará de aliviar tu corazón. No olvides que, en medio de toda dificultad, ahí está el poder y la protección de Dios velando por ti. ¡Ánimo! Que tengas un día lleno de paz.
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