RUMORES VAN Y VIENEN al por mayor, así es su natural modo y ahí radica su supuesta eficacia o -mejor dicho- su efectiva maldad: que si el Papa Francisco va a renunciar en breve tiempo, que si el Papa Benedicto dejó una herencia cuantiosa en euros y que andan viendo cómo se la reparten los que saben, que si va a desaparecer fulanito, que si ya le sacaron sus trapitos a sol, que si me dijeron lo que ya había sospechado y entonces tenía razón, que si hay gato encerrado, que si ya salió, que si lo volvieron a meter, ¡uf!…
CHISME, RUMOR Y CALUMNIA prácticamente comparten el mismo código genético, es decir, como hijos que son de la mentira, se confunden con las verdades a medias y terminan siendo mentiras dobles, que por ser dobles y por ser mentiras, parecen verdades más que completas y netas, ¡y no lo son!…
SAN FELIPE NERI comparaba los chismes con una gallina desplumada a los cuatro vientos: ¡imposible volver a juntar toda las plumas para dejarlas en su origen!; de ahí que el cuidado que merecen nuestros labios debe ser atento y extremo, pues lo que dijo uno ya lo exageró otro, aquel le añadió, y el siguiente se imaginó y opinó lo que no se dijo originalmente…
EL LEMA DEL ESCUDO PAPAL de Benedicto XVI decía con sencillez: “colaboradores de la verdad”; ¡ahí estaba resumido todo un programa de pensamiento y acción que le impulsó desde que era profesor de teología, luego como asesor teológico durante el concilio, después como arzobispo y cardenal, para seguir siendo -ya elegido como sumo pontífice- “colaborador de la verdad”, servidor y operario en la viña del Señor…
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